El Rezto
lunes, 9 de agosto de 2010
viernes, 2 de julio de 2010
Ruciar
Ruciar disparó su pistola cristalina e impactó de lleno en el pecho del pequeño humano que le había disparado, el cual se desplomo herido de muerte. Corrió a gran velocidad mientras atravesaba unas ruinas para ponerse a cubierto tras ellas. Su escolta de íncubos lo miro con ansiedad y un irrefrenable deseo de continuar con la matanza. La incursión en Sephyra VI duraba ya dos días de sanguinarios combates por toda la ciudad colmena de Master Primus, capital y sede del gobierno del mundo imperial. Ante la incapacidad de las FDP de detener a los invasores Eldars Oscuros el gobernador planetario se vio obligado a hacer una petición de ayuda al Capítulo de los Hermanos del Sol, los cuales respondieron enviando a la 6ºta compañía al planeta.
El Arconte hizo una pausa y diviso el campo de batalla, había restos de vehículos humeando por todas partes, incluyendo un Land Raider y varios Incursores desparramados en todas direcciones, además de decenas de cuerpos de guardias imperiales mutilados esparcidos por la calle. Su objetivo le era aún esquivo al ambicioso Eldar Oscuro: un edificio lleno de civiles a los que esclavizar y llevar como botín a Commorragh, aunque todavía tenía que resolver lo de los gigantes de hierro que lo protegían...
Avanzó sigilosamente entre los restos de otro edificio seguido de sus soldados. Miró a través de una ventana rota y vio como el plan salía a la perfección, el Draconte Lurdus comenzaba la maniobra de distracción asaltando el edificio de frente con el grueso de los Guerreros Eldars Oscuros. Los marines espaciales respondieron como era de esperar al concentrar sus fuerzas en la entrada principal pues el resto de entradas eran impenetrables, o eso creían. Cuando la puerta Oeste se abrió de repente Ruciar supo que la Mandrágora que había enviado cumplió su misión, pulsó la runa de activación de su castigador y se inyecto más psicofármacos en el torrente sanguíneo, hecho a correr en dirección al edificio y a medida que avanzaba sintió como las drogas hacían efecto en su cuerpo, potenciándolo, dándole más fuerza, mas rapidez, disfrutaba de aquella sensación pues era señal inequívoca de la masacre que desataría.
Entro como un espectro por la abertura y decapito al atónito Marine Espacial que encontró cerrándole el paso. Avanzo por el corredor sembrando muerte a derecha e izquierda seguido de los Íncubos, partió otro marine por la mitad y continúo su carrera de muerte. El asalto principal mantenía ocupados a la mayoría de defensores por lo que estos no se percataron de su ataque, destrozo otro marine espacial e irrumpió en la retaguardia de los defensores de la entrada cortando miembros y destripando cuerpos como un poseído. Los gritos se oían por todos lados y esto excitaba aún más al Arconte, no hay nada más placentero para un Eldar Oscuro que el olor a miedo y el aullido de dolor de las victimas antes de morir. Desgarró el pecho de un FPD que murio entre convulsiones y bañado en un enorme charco de su propia sangre. Ruciar miro con desdén a los pocos marines espaciales que aún se defendían y centro su vista en el búnker clase Proteus. Esta lleno de esclavos, -dijo para si-, puedo oler su temor.
El Arconte hizo una pausa y diviso el campo de batalla, había restos de vehículos humeando por todas partes, incluyendo un Land Raider y varios Incursores desparramados en todas direcciones, además de decenas de cuerpos de guardias imperiales mutilados esparcidos por la calle. Su objetivo le era aún esquivo al ambicioso Eldar Oscuro: un edificio lleno de civiles a los que esclavizar y llevar como botín a Commorragh, aunque todavía tenía que resolver lo de los gigantes de hierro que lo protegían...
Avanzó sigilosamente entre los restos de otro edificio seguido de sus soldados. Miró a través de una ventana rota y vio como el plan salía a la perfección, el Draconte Lurdus comenzaba la maniobra de distracción asaltando el edificio de frente con el grueso de los Guerreros Eldars Oscuros. Los marines espaciales respondieron como era de esperar al concentrar sus fuerzas en la entrada principal pues el resto de entradas eran impenetrables, o eso creían. Cuando la puerta Oeste se abrió de repente Ruciar supo que la Mandrágora que había enviado cumplió su misión, pulsó la runa de activación de su castigador y se inyecto más psicofármacos en el torrente sanguíneo, hecho a correr en dirección al edificio y a medida que avanzaba sintió como las drogas hacían efecto en su cuerpo, potenciándolo, dándole más fuerza, mas rapidez, disfrutaba de aquella sensación pues era señal inequívoca de la masacre que desataría.
Entro como un espectro por la abertura y decapito al atónito Marine Espacial que encontró cerrándole el paso. Avanzo por el corredor sembrando muerte a derecha e izquierda seguido de los Íncubos, partió otro marine por la mitad y continúo su carrera de muerte. El asalto principal mantenía ocupados a la mayoría de defensores por lo que estos no se percataron de su ataque, destrozo otro marine espacial e irrumpió en la retaguardia de los defensores de la entrada cortando miembros y destripando cuerpos como un poseído. Los gritos se oían por todos lados y esto excitaba aún más al Arconte, no hay nada más placentero para un Eldar Oscuro que el olor a miedo y el aullido de dolor de las victimas antes de morir. Desgarró el pecho de un FPD que murio entre convulsiones y bañado en un enorme charco de su propia sangre. Ruciar miro con desdén a los pocos marines espaciales que aún se defendían y centro su vista en el búnker clase Proteus. Esta lleno de esclavos, -dijo para si-, puedo oler su temor.
domingo, 13 de junio de 2010
Héroes Desechables
Caesarius miro con un gesto de nausea en el rostro el extraño cielo multicolor de Chater IV, extrañaba la clara noche de su hogar, dijo para sus adentros el Comisario. La columna de blindados avanzaba rápidamente por la improvisada carretera abierta en medio de la jungla de aquel remoto planeta. De improvisto un proyectil surco el aire y se estrello de lleno con el Chimera que iba al frente de la formación convirtiéndolo en un amasijo de metal retorcido y envuelto en llamas. En seguida otro disparo surgió de algún lugar de la jungla e impacto en el último transporte causando un efecto similar al primero. –A todas las unidades, tomad posiciones defensivas alrededor del convoy, rugió el comisario a través de su vococomunicador- En un instante los Mordianos formaron perfectamente alrededor de sus tanques con los rifles apuntando a la jungla que se abría a su izquierda y derecha. Esperaron. Nada ocurría. Fueron unos minutos realmente tensos para los guardias imperiales.
De repente, un ruido rompió el silencio casi de muerte que inundaba el aire y los soldados de Mordia vieron como una multitud de demonios se les echaba encima desde ambos lados de la formación. –Fuego a discreción- ordeno Caesarius mientras comenzaba a disparar su pistola de plasma derribando a dos demonios de aspecto putrefacto y llenos de pústulas. Los disparos de rifle láser no tardaron en retumbar por todos lados a la vez que más y más demonios surgían de la espesa jungla. Caesarius se agacho a tiempo para esquivar el tajo de la espada de un enorme demonio de color rojo y que parecía estar hecho solo de tendones y huesos. Luego contraataco hundiendo su espada sierra directo al vientre de la bestia, derribándole. A pesar de su pequeña victoria la batalla se decantaba en contra del bando imperial, el número de demonios parecía no tener fin, ya que seguían saliendo de la vegetación y se abalanzaban sobre los Mordianos desde todos lados matándoles uno a uno con garras y dientes.
Esto ya no era un campo de batalla pensó Caesarius, ¡es un matadero! El comisario observo aterrorizado como todos sus hombres eran abatidos por decenas… Una enorme pinza surgió del pecho del comisario ante los atónitos ojos de este, lo cual le produjo una inexplicable sensación de placer con cada pedazo de vida que se le escapaba por la abertura de la herida. Lo último que contemplo Caesarius fue una figura femenina que se reía como una loca y que corría detrás de otro de sus hombres…
De repente, un ruido rompió el silencio casi de muerte que inundaba el aire y los soldados de Mordia vieron como una multitud de demonios se les echaba encima desde ambos lados de la formación. –Fuego a discreción- ordeno Caesarius mientras comenzaba a disparar su pistola de plasma derribando a dos demonios de aspecto putrefacto y llenos de pústulas. Los disparos de rifle láser no tardaron en retumbar por todos lados a la vez que más y más demonios surgían de la espesa jungla. Caesarius se agacho a tiempo para esquivar el tajo de la espada de un enorme demonio de color rojo y que parecía estar hecho solo de tendones y huesos. Luego contraataco hundiendo su espada sierra directo al vientre de la bestia, derribándole. A pesar de su pequeña victoria la batalla se decantaba en contra del bando imperial, el número de demonios parecía no tener fin, ya que seguían saliendo de la vegetación y se abalanzaban sobre los Mordianos desde todos lados matándoles uno a uno con garras y dientes.
Esto ya no era un campo de batalla pensó Caesarius, ¡es un matadero! El comisario observo aterrorizado como todos sus hombres eran abatidos por decenas… Una enorme pinza surgió del pecho del comisario ante los atónitos ojos de este, lo cual le produjo una inexplicable sensación de placer con cada pedazo de vida que se le escapaba por la abertura de la herida. Lo último que contemplo Caesarius fue una figura femenina que se reía como una loca y que corría detrás de otro de sus hombres…
jueves, 28 de enero de 2010
Hombres de Sigmar!
El estruendo de la bala de canon impactando en las filas de Orcos despertó de su sopor al joven Capitán Stefan Von Castel, que vio como una decena de pieles verdes volaban por los aires hechos pedazos. -Sargento Kruger, ¡Fuego!-ordeno Stefan al líder de los arcabuceros-Instantes después una ráfaga de plomo se estrello en una unidad de Orcos vestidos con armaduras negras que corrían a toda velocidad hacia la línea de batalla Imperial. –Preparaos para el impacto, soldados-grito el Capitán Von Castel a sus hombres- se oyó el sonido del acero al contacto con el cuero de las fundas.
Segundos después todo se convirtió en un caos alrededor de Stefan; los golpes iban de un lado a otro, los gritos de agonía inundaban el aire como un torrente de dolor, mientras los Orcos atacaban las defensas imperiales. Cuando un tajo de rebanadora reboto en su hombrera Von Castel volvió a la realidad de súbito y con un rápido movimiento de su espada corto el brazo de su oponente del codo hacia abajo haciendo brotar la sangre a borbotones, luego le remato con una estocada en el musculoso pecho.
-¡Kruger, dad la señal, ahora!-ordeno el capitán-una flecha de fuego surco el cielo como aviso del Apocalipsis próximo a acontecer. Momentos después el campo de batalla fue testigo de la aterradora aparición de decenas de caballeros embistiendo a los pieles verdes. Los Orcos se vieron sorprendidos en su flanco pues la Reiksguard les atravesó como un cuchillo caliente a la mantequilla, dando estocadas con las lanzas y con sus monturas dando coses y aplastando con sus pesuñas a los asustados enemigos.
Stefan vio con deleite como los invasores vacilaban y comenzaban a retirarse al valle próximo-Preparad mi caballo, ordeno a su sirviente-les cazaremos mientrás están desorganizados.
Hombres de Sigmar, seguidme, ¡será una noche larga para los enemigos del Imperio!
Segundos después todo se convirtió en un caos alrededor de Stefan; los golpes iban de un lado a otro, los gritos de agonía inundaban el aire como un torrente de dolor, mientras los Orcos atacaban las defensas imperiales. Cuando un tajo de rebanadora reboto en su hombrera Von Castel volvió a la realidad de súbito y con un rápido movimiento de su espada corto el brazo de su oponente del codo hacia abajo haciendo brotar la sangre a borbotones, luego le remato con una estocada en el musculoso pecho.
-¡Kruger, dad la señal, ahora!-ordeno el capitán-una flecha de fuego surco el cielo como aviso del Apocalipsis próximo a acontecer. Momentos después el campo de batalla fue testigo de la aterradora aparición de decenas de caballeros embistiendo a los pieles verdes. Los Orcos se vieron sorprendidos en su flanco pues la Reiksguard les atravesó como un cuchillo caliente a la mantequilla, dando estocadas con las lanzas y con sus monturas dando coses y aplastando con sus pesuñas a los asustados enemigos.
Stefan vio con deleite como los invasores vacilaban y comenzaban a retirarse al valle próximo-Preparad mi caballo, ordeno a su sirviente-les cazaremos mientrás están desorganizados.
Hombres de Sigmar, seguidme, ¡será una noche larga para los enemigos del Imperio!
jueves, 14 de enero de 2010
Historia : Los hijos de russ by mateo cano
Ragnar disparo su pistola bolter mientras se lanzaba hacia delante y la bala impactaba en el casco de un Guerrero de Hierro, el cual produjo un ruido sordo al caer al suelo del Bunker. Los Marines Espaciales del Caos ocupaban una fortificación en la cima de una colina, con dos torretas artilladas con Bolteres pesados en cada extremo; un gran desafió para los Lobos Espaciales. Ragnar y sus compañeros de manada llevaban siglos combatiendo en nombre del capitulo y del Emperador, ¿Cómo podían estos traidores siquiera pensar que podían resistir la furia de los hijos de Russ?
Ragnar volvió a disparar y continuo corriendo a la vez que aullaba como un loco, sus lobos hicieron lo mismo y mientras avanzaban respondieron a su aullido con un fuerte ¡auuuu! Los disparos volaban en todas direcciones y hendían el aire como mordeduras de víbora. Ragnar alcanzo la trinchera del Bunker y se abalanzo sobre el primer enemigo partiéndole a la mitad con su colmillo de hielo, sus Guardias del Lobo le siguieron cuchillas relámpago en mano acabando uno a uno con los siervos de la disformidad y haciendo retroceder al resto al interior de la fortaleza. – ¡Están atrapados! grito Ragnar – adelante hermanos.
Ragnar coloco otro cargador en su pistola bolter y conecto una estocada en el pecho de un Guerrero de Hierro matándole al instante. Saco la espada del cadáver, y se abalanzo sobre otro enemigo pero recibió un disparo en el pecho que le hizo perder el equilibrio y tuvo que rodar por el suelo para evitar ser alcanzado por el hacha sierra de un paladín elegido que se clavo en el suelo al fallar su blanco, Ragnar se levanto rápidamente y le dio la paz del Emperador al traidor con un tajo de su espada, aulló triunfante y en una mueca casi sádica ordeno a sus hombres tomar el resto de la colina.
por : mateo cano
Ragnar volvió a disparar y continuo corriendo a la vez que aullaba como un loco, sus lobos hicieron lo mismo y mientras avanzaban respondieron a su aullido con un fuerte ¡auuuu! Los disparos volaban en todas direcciones y hendían el aire como mordeduras de víbora. Ragnar alcanzo la trinchera del Bunker y se abalanzo sobre el primer enemigo partiéndole a la mitad con su colmillo de hielo, sus Guardias del Lobo le siguieron cuchillas relámpago en mano acabando uno a uno con los siervos de la disformidad y haciendo retroceder al resto al interior de la fortaleza. – ¡Están atrapados! grito Ragnar – adelante hermanos.
Ragnar coloco otro cargador en su pistola bolter y conecto una estocada en el pecho de un Guerrero de Hierro matándole al instante. Saco la espada del cadáver, y se abalanzo sobre otro enemigo pero recibió un disparo en el pecho que le hizo perder el equilibrio y tuvo que rodar por el suelo para evitar ser alcanzado por el hacha sierra de un paladín elegido que se clavo en el suelo al fallar su blanco, Ragnar se levanto rápidamente y le dio la paz del Emperador al traidor con un tajo de su espada, aulló triunfante y en una mueca casi sádica ordeno a sus hombres tomar el resto de la colina.
por : mateo cano
Historia: Alesh by mateo cano
Alesh disparo su rifle monofilamento a un defensor matándole al instante, mientras ordenaba a una escuadra de Guardianes avanzar hasta el edificio en ruinas. El campo de batalla era una mezcla de un alboroto insoportable y la más grande tensión mientras los Eldars asaltaban el fuerte Orko
Los pieles verdes respondían desesperadamente a la ofensiva con descoordinadas ráfagas de akribillador mientras más y más Guardianes se les acercaban. De repente, la puerta del fuerte exploto en mil pedazos y de ella surgieron Gunask, el temido kaudillo de la horda, y su sequito de Noblez dando alaridos y disparando sus piztolaz a diestro y siniestro. Alesh volvió a disparar y derribo un Noble de un disparo en la cabeza, acto seguido desenvaino su espada de energía y con un enérgico grito ordeno a su escolta cargar. Ambas escuadras chocaron en el centro de la batalla, rodeados de una nube de confusión y alaridos de dolor de ambos ejércitos.
Un Noble se abalanzo sobre Alesh balanceando una enorme rebanadora sobre su cabeza y gritando algo en idioma Orko, pero este previo el ataque y se hizo a un lado mientras el arma se clavaba en el suelo, con un rápido movimiento de su espada el autarca rebano el cuerpo del Orko en dos. Otro piel verde le lanzo una cuchillada pero fue interceptado por la espada de un espectro aullante y fue luego rematado por otro.
Gunask, al ver su ejército muerto o agonizante, y al estar rodeado de enemigos, decidió tener una muerte digna de rememorar. Inmediatamente cargo contra Alesh blandiendo su rebanadora, el autarca no alcanzo a esquivarle a tiempo y fue lanzado por los aires por la fuerza del impacto. El Kaudillo le lanzo una patada directo a la cabeza pero el Eldar logro esquivarla al levantarse rápidamente. Alesh contraataco golpeando el torso del Orko con gran fuerza y la sangre comenzó a brotar a borbotones de la herida. Gunask, se rió de su propio dolor y se preparo para volver a atacar. De repente, una espada surgió del pecho del enorme piel verde, y ante los atónitos ojos de este dos mas atravesaron su torso y vientre. Gunask soltó su rebanadora y contemplo impotente como la fuerza de sus músculos le abandonaba, y con el sonido de un grito espectral aun en sus oídos, el kaudillo se desplomo inerte en el suelo mientras más y más espadas entraban y salían de su maltrecho cuerpo.
por : mateo cano
Los pieles verdes respondían desesperadamente a la ofensiva con descoordinadas ráfagas de akribillador mientras más y más Guardianes se les acercaban. De repente, la puerta del fuerte exploto en mil pedazos y de ella surgieron Gunask, el temido kaudillo de la horda, y su sequito de Noblez dando alaridos y disparando sus piztolaz a diestro y siniestro. Alesh volvió a disparar y derribo un Noble de un disparo en la cabeza, acto seguido desenvaino su espada de energía y con un enérgico grito ordeno a su escolta cargar. Ambas escuadras chocaron en el centro de la batalla, rodeados de una nube de confusión y alaridos de dolor de ambos ejércitos.
Un Noble se abalanzo sobre Alesh balanceando una enorme rebanadora sobre su cabeza y gritando algo en idioma Orko, pero este previo el ataque y se hizo a un lado mientras el arma se clavaba en el suelo, con un rápido movimiento de su espada el autarca rebano el cuerpo del Orko en dos. Otro piel verde le lanzo una cuchillada pero fue interceptado por la espada de un espectro aullante y fue luego rematado por otro.
Gunask, al ver su ejército muerto o agonizante, y al estar rodeado de enemigos, decidió tener una muerte digna de rememorar. Inmediatamente cargo contra Alesh blandiendo su rebanadora, el autarca no alcanzo a esquivarle a tiempo y fue lanzado por los aires por la fuerza del impacto. El Kaudillo le lanzo una patada directo a la cabeza pero el Eldar logro esquivarla al levantarse rápidamente. Alesh contraataco golpeando el torso del Orko con gran fuerza y la sangre comenzó a brotar a borbotones de la herida. Gunask, se rió de su propio dolor y se preparo para volver a atacar. De repente, una espada surgió del pecho del enorme piel verde, y ante los atónitos ojos de este dos mas atravesaron su torso y vientre. Gunask soltó su rebanadora y contemplo impotente como la fuerza de sus músculos le abandonaba, y con el sonido de un grito espectral aun en sus oídos, el kaudillo se desplomo inerte en el suelo mientras más y más espadas entraban y salían de su maltrecho cuerpo.
por : mateo cano
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