viernes, 2 de julio de 2010

Ruciar

Ruciar disparó su pistola cristalina e impactó de lleno en el pecho del pequeño humano que le había disparado, el cual se desplomo herido de muerte. Corrió a gran velocidad mientras atravesaba unas ruinas para ponerse a cubierto tras ellas. Su escolta de íncubos lo miro con ansiedad y un irrefrenable deseo de continuar con la matanza. La incursión en Sephyra VI duraba ya dos días de sanguinarios combates por toda la ciudad colmena de Master Primus, capital y sede del gobierno del mundo imperial. Ante la incapacidad de las FDP de detener a los invasores Eldars Oscuros el gobernador planetario se vio obligado a hacer una petición de ayuda al Capítulo de los Hermanos del Sol, los cuales respondieron enviando a la 6ºta compañía al planeta.

El Arconte hizo una pausa y diviso el campo de batalla, había restos de vehículos humeando por todas partes, incluyendo un Land Raider y varios Incursores desparramados en todas direcciones, además de decenas de cuerpos de guardias imperiales mutilados esparcidos por la calle. Su objetivo le era aún esquivo al ambicioso Eldar Oscuro: un edificio lleno de civiles a los que esclavizar y llevar como botín a Commorragh, aunque todavía tenía que resolver lo de los gigantes de hierro que lo protegían...

Avanzó sigilosamente entre los restos de otro edificio seguido de sus soldados. Miró a través de una ventana rota y vio como el plan salía a la perfección, el Draconte Lurdus comenzaba la maniobra de distracción asaltando el edificio de frente con el grueso de los Guerreros Eldars Oscuros. Los marines espaciales respondieron como era de esperar al concentrar sus fuerzas en la entrada principal pues el resto de entradas eran impenetrables, o eso creían. Cuando la puerta Oeste se abrió de repente Ruciar supo que la Mandrágora que había enviado cumplió su misión, pulsó la runa de activación de su castigador y se inyecto más psicofármacos en el torrente sanguíneo, hecho a correr en dirección al edificio y a medida que avanzaba sintió como las drogas hacían efecto en su cuerpo, potenciándolo, dándole más fuerza, mas rapidez, disfrutaba de aquella sensación pues era señal inequívoca de la masacre que desataría.

Entro como un espectro por la abertura y decapito al atónito Marine Espacial que encontró cerrándole el paso. Avanzo por el corredor sembrando muerte a derecha e izquierda seguido de los Íncubos, partió otro marine por la mitad y continúo su carrera de muerte. El asalto principal mantenía ocupados a la mayoría de defensores por lo que estos no se percataron de su ataque, destrozo otro marine espacial e irrumpió en la retaguardia de los defensores de la entrada cortando miembros y destripando cuerpos como un poseído. Los gritos se oían por todos lados y esto excitaba aún más al Arconte, no hay nada más placentero para un Eldar Oscuro que el olor a miedo y el aullido de dolor de las victimas antes de morir. Desgarró el pecho de un FPD que murio entre convulsiones y bañado en un enorme charco de su propia sangre. Ruciar miro con desdén a los pocos marines espaciales que aún se defendían y centro su vista en el búnker clase Proteus. Esta lleno de esclavos, -dijo para si-, puedo oler su temor.

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